Editoriales Rebeldes
DE LAS “VENTAJITAS” DE LA CAMPAÑA ELECTORAL, AL “CISNE NEGRO”
En las elecciones, de
estas limitadas democracias occidentales, hay una doble tradición. Por un lado,
los diferentes mecanismos a través de los cuales los oficialismos esperan sacar
ventajas de su administración del Estado. Pero también está su contrapartida,
ésta tiene que ver con los temores acerca de que fuerzas de la oposición se
guarden o preparen alguna “carta” inesperada, eso que suele conocerse como “el
cisne negro”, un suceso imprevisto que acecha a todo proceso electoral. Mucho
más si éste tiene que ver con una elección presidencial.
No quedan dudas sobre
que, en nuestras pobres democracias, esos procederes se van profundizando. El
incremento de la abstención electoral y del voto en blanco son reflejos de esta
tendencia. Las “ventajitas” del manejo estatal en estas campañas es evidente.
Eso llega a tal punto que economistas y políticos tienen presente los años
electorales para dar cuenta y tolerar ciertos manejos discrecionales, que afectan
al presupuesto, para sacar algún provecho de actividades pre electorales. Ese
tema - inclusive - ha sido materia de consideraciones legales, como
prohibiciones de ciertas actividades (límites temporales para inauguraciones pre
electorales de obras públicas, por ejemplo) para procurar que los oficialismos
no abusen de tales modalidades en el ejercicio del poder.
Cuando estas
cuestiones se incrementan se acelera el debilitamiento de estas instituciones y
la progresiva deslegitimación de quienes tienen por función administrar el
Estado. Es conocido que las falencias estructurales de estas instituciones
hacen que la soberanía del pueblo se vaya diluyendo, por la ausencia
planificada del pueblo organizado en la elaboración, construcción y decisión de
las cuestiones cotidianas. A tal deficiencia hay que agregar estas
particularidades en los tiempos de campañas electorales, que no hacen más que hacer
más grave ese debilitamiento institucional.
Todo ello contribuye
a este creciente distanciamiento entre la dirigencia respecto del pueblo llano
y sus intereses.
De todo lo dicho la
Argentina de estos días es una muestra cabal, en vivo y directo.
Dos hechos recientes
fundamentan lo dicho. Uno es el caso del “buen compañero y servicial cobrador”,
Julio “Chocolate” Rigau, que se tomaba la molestia de perderse un buen
rato en los cajeros automáticos para cobrar los importes de decenas de
titulares de tarjetas de la legislatura bonaerense destinadas al pago de sus
sueldos. El otro, son las fotografías - inicialmente, publicadas en redes
sociales - de Martín Insaurralde, quien fuera Jefe de Gabinete del
gobernador Axel Kicillof, acompañado de una conocida modelo, tomándose unos
días de descanso, a bordo de un yate, en las playas de Marbella (España) entre
los días 15 al 21 de setiembre.
El gobierno tenía
confianza en el efecto de las variadas medidas que adoptó, en las últimas
semanas, para mejorar la situación de millones de argentinos, en medio de la
malaria que atraviesan. Más de una encuestadora recogió, en sus números, varios
indicadores que parecían señalar una mejoría creando condiciones para dejar
afuera del ballotage a Patricia Bullrich. Esa tendencia fue fortalecida
por la poco consistente presentación de la candidata de JxC en el debate entre
los 5 candidatos presidenciales.
Cuando el gobierno se
preparaba para consolidar esa tendencia apareció el temido “cisne negro”. Es
bueno aclarar que los hechos que lo fundamentan no son creaciones de un
personaje extraterrestre. Fueron hechos reales, promovidos o utilizados por
distintas expresiones de la oposición.
En un caso, el de las
redes sociales haciendo público el viaje a Marbella, tiene por destino al
oficialismo nacional y de la Provincia de Buenos Aires. El más afectado es el
gobernador bonaerense Axel Kicillof y existe el temor de que ello pueda
acarrear dificultades en lo que parecía un triunfo asegurado. Por la cabeza y
en los análisis de la dirigencia oficialista nacional y bonaerense merodea lo
ocurrido en el Chaco, que terminó con la derrota de Jorge “Coqui” Capitanich
y el gobierno que pasa a manos de JxC. Esto en lo inmediato; en cuanto a sus
efectos retardados aparecen algunas cuestiones cuyas consecuencias y
reacomodamientos son impredecibles. El aspecto más trascendente tiene que ver
con el hecho de que el funcionario involucrado formaba parte de las huestes de Máximo
Kirchner, siendo la persona encargada de mantener disciplinados, al kirchnerismo,
a un buen número de intendentes del conurbano bonaerense. La disolución de la
Jefatura de Gabinete, propuesta inmediatamente por el gobernador Kicillof, es
un indicio de esta situación que será resuelta según los resultados del próximo
22 de octubre, en las elecciones de esa provincia y del distrito de Lomas de
Zamora, el segundo en importancia - detrás de La Matanza - en ese conurbano. Insaurralde
es el principal referente de ese distrito. La reunión de varios intendentes
buscando la forma de colocar a Kicillof al frente del peronismo provincial, hoy
en manos de Máximo, es otra manifestación de lo que está pasando.
Distinto y aún más
llamativo es el caso, aunque sea de menor impacto mediático, del militante que
estaba cobrando tarjetas de la legislatura bonaerense. Es particularmente
importante porque allí la mirada crítica de una parte significativa de la población
se dirige no solo al peronismo, sino que alcanza a gran parte del conjunto de
la dirigencia política bonaerense. Para algunos conocedores del ambiente
provincial se trata de un mecanismo, ya aplicado por otras fuerzas y en otros
momentos, para el financiamiento - sin reparar mucho en sus colores partidarios
- de varias fuerzas políticas de ese portentoso distrito.
Un ejemplo de una
situación semejante se dio en tiempos en que gobernaba María Eugenia Vidal,
en nombre del macrismo. En esos tiempos un señor Marcelo Vizcarra fue
detenido, también en La Plata en el 2018, con 67 tarjetas de débito de
supuestos trabajadores transitorios de la Cámara de Diputados de la Provincia,
tales contratos - según la Justicia - estaban firmados por el Presidente de
dicha Cámara, el radical Manuel Mosca.
Aquel caso tuvo una
menor repercusión mediática y política, pero descansaba sobre un esquema de
recaudación bastante similar al usado en estas circunstancias. Las
explicaciones, en el respectivo sumario no fueron suficientes. Ahora Vizcarra
está esperando por un próximo juicio oral.
Estos antecedentes
explicarían el hecho de que la mayoría de la dirigencia política bonaerense ha
guardado un religioso silencio, tanto en el 2018 como ahora en el 2023. Posiblemente,
también explique las varias preguntas - sobre esta cuestión - y mutuamente no
hechas entre Sergio Massa y Javier Milei, en el reciente debate presidencial.
Como atendiendo a
este problema, en medio de esta crisis, Kicillof quiere darle más
“transparencia” a su gestión y planea su propuesta de una norma que la regule,
en las instituciones provinciales.
Sobre el interés
originario de esta denuncia, no se descarta que haya alguna forma de injerencia
de “servicios” (de origen desconocido) siempre interesados en “combatir” la
corrupción, sobre todo cuando revelados y recurrentes horrores desprestigian a
todo el sistema político y favorecen a este tipo de denuncias donde se
desacredita a un gastado Estado para favorecer a los nuevos poderes mundiales.
La descomposición del
sistema se hace evidente en la medida en que pasa el tiempo y su impacto, sobre
aquella dirigencia que repite slogans sin contenido, no es menor.
Muchos, de ellos, han extraviado sus ideales - como personas - y - como
dirigentes políticos - han perdido la confianza en el pueblo Todo ello ha
creado las condiciones para que se produzcan situaciones como las aquí
comentadas.
ANTE LA INCERTIDUMBRE REINANTE,
LAS ALTERNATIVAS EXISTENTES
Que la incertidumbre en
nuestra sociedad sea el sentimiento más generalizado, no es ningún descubrimiento
o novedad. Esta actitud es compartida por millones de compatriotas. Inclusive
ella tiene muchos puntos de contacto con la “aparición” de Milei como
alternativa.
Más allá de este
fenómeno político y entre los símbolos medibles de esta búsqueda de certezas en
medio de generalizas incertidumbres, tenemos la evolución del dólar paralelo.
Durante todo el mes de setiembre este dólar subió un 8,8%, pero ahora en el mes
de octubre los datos de la primera semana evidencian una notoria aceleración,
subiendo en solo una semana alrededor del 10% (de 800 a una cifra que oscila
entre 880 y 895) Muchos analistas consideran que ese salto, en la semana que
termina, tiene mucho que ver con los fenómenos destacados en la primera parte
de estas reflexiones, por eso denominan a ese incremento como una manifestación
circunstancial, más vinculada a lo que denominan como “Dólar Insaurralde”.
La ausencia de
previsiones creíbles son la base de la incertidumbre económica, en la que se desenvuelve
la economía actual. Las dudas sobre los objetivos macroeconómicos y de largo
plazo se trasladan a las cotidianidades de los asuntos de la microeconomía, de
las góndolas y los cortos plazos. La imparable inflación, con su ausencia de
precios, es otra clara expresión de esta situación. Por eso y para la mayoría
de las actividades económicas la continuidad de la incertidumbre es parte de la
crisis actual. Eso es lo que está pasando en el complejo agro exportador del
sector aceitero, uno de los más dinámicos y asocia la situación actual a un
futuro signado por agendas de: crisis, inestabilidad,
angustia, recesión.
Cuando los datos
genéricos se manifiestan en algunas cuestiones centrales, estos fenómenos pasan
de esporádicos a constantes, de nuestra economía. En los primeros 9 meses de
este año la liquidación de divisas cayó un 50% a pesar de diferentes medidas - como
el “dólar soja” - orientadas a amortiguar ese impacto. La industria del sector
aumentó su capacidad ociosa, que pasó del 57 al 65%, empujando a la profundización
de una tendencia más que peligrosa: La primarización del sector. Un dato
reciente avala esta afirmación: La exportación de porotos de soja (sin
procesamiento industrial) pasó de las 145 mil toneladas de julio a más de 272
mil para el mes de agosto.
No todos ven en estas
cuestiones un serio riesgo de futuro. Están convencidos, no solo por la
propaganda electoral, de que hay que preguntarse ¿qué vendrá después de esta “incertidumbre
total”?
Eduardo Elsztain, el empresario
argentino con mayores vínculos internacionales, en estos días hizo algunos
comentarios que vale la pena considerar. Para este empresario inmobiliario, dueño
de IRSA y CRESUD a través de las cuales controla a la mayor parte de los shoppings,
de las tierras de nuestro país y de Puerto Madero, aquella pregunta tiene otras
respuestas. Este empresario, Vicepresidente del Congreso Judío Mundial y
titular del Banco Hipotecario que algunos - como el buscador de Google” - reconocen
como “el dueño de Argentina”, responde a la pregunta formulada, afirmando: “Para
que una sociedad sea rica necesita mover rápido el capital”. Él lo ha sabido
hacer y considera que el futuro pertenece a quienes lo hagan. Enamorado de la
frase "detrás de cada crisis hay una oportunidad” sostiene que: “En cada
momento, donde todo el mundo dice no hay que hacer nada y hay que huir, es el
momento en donde se puede encontrar algo para hacer”.
Ese pensamiento no
parece alejado de quienes, aspirando al poder mundial y desde la cúspide del
sector financiero internacional, consideran que deben avanzar hacia el control,
no solo de los “ladrillos” y las riquezas de la tierra, sino también de la
inteligencia y de los “fierros” transformadores de la realidad.
Al lado de esta
perspectiva hay otra, aparentemente mucho más modesta. Es la que trata de ir
generando condiciones para un nuevo modelo económico que sea capaz de
constituirse en alternativa de este agotado capitalismo. Este pretende
desarrollarse, en estructuras sin patrones, en alianza con el resto de los
trabajadores, en actividades de investigación, productivas y de
comercialización que se caracterizan por: su cercanía física con los problemas,
aprovechando esa circunstancia para detectar necesidades y respuestas, mejorar
sus costos y multiplicar la participación local; por su inclinación a
constituir un nuevo tipo de mercado que tenga independencia respecto del Estado
y del viejo mercado capitalista; que sea capaz de asociarse y complementarse con
los movimientos emancipatorios que bregan por una sociedad más justa, bajo las
formas más diversas y que tiene en los “azos” y puebladas de la historia una
referencia.
El objetivo de esa
construcción es claro y sencillo: construir un futuro común, en la casa de todos,
que es este planeta. Su sentido es recuperar la guía del tradicional principio
de trabajar por el bien común y no siguiendo las reglas de la mayor ganancia;
que sus protagonistas se sientan hermanos de la naturaleza y no pretendan
dominarla hasta el límite de violarla, creando las condiciones para un suicidio
colectivo, como son los actuales modos productivos que están en el origen de
los actuales cambios climáticos.
Hay miles de intentos
particulares por generar estas condiciones. Su articulación acelerará el
“tiempo de los pueblos” donde la cooperación sea superior a la competencia y el
interés común prime sobre un individualismo destructor.
JUAN GUAHÁN
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