sábado, 18 de febrero de 2023

Editoriales Rebeldes

¡ARGENTINAS Y ARGENTINOS ESTÁN CALIENTES!


















El título de este editorial no se refiere al comentario de panelistas de algún vulgar programa televisivo sobre chismografía del ambiente artístico. 

Se trata de algo mucho más serio, grave y preocupante: La ola de calor que invadió a gran parte de nuestro territorio y nos tuvo a mal traer por varios días. 

Una oleada supone al menos 3 días y sus noches que - de modo consecutivo - tienen temperaturas superiores a las habituales para esta época y cada lugar. 

Según el Servicio Meteorológico Nacional (SMN) estamos asistiendo a oleadas de calor que duplican los niveles conocidos en décadas anteriores. Estas oleadas, además de ser más frecuentes, abarcan áreas mayores y alcanzan a más personas.

Ese incremento formaría parte del cambio climático que se está produciendo. Eso se traduce en varios fenómenos, entre los cuales este calor extremo es una manifestación.

Gran parte del territorio nacional estuvo sometido a temperaturas que rondaron los 40º. En algunos casos, y en las ciudades más importantes (Bs. As y Rosario), éstas alcanzaron niveles desconocidos desde la década de los 60’. 

Aquí se reitera aquel sentimiento generalizado en el sentido negativo (las insoportables temperaturas) que llega a todos; mientras que a los beneficios (el acceso a ambientes climatizados) solo acceden sectores mucho más limitados. 

Teniendo presente que el mundo industrial, con su quema de combustibles fósiles (carbón e hidrocarburos) es el principal emisor de los gases contaminantes que tienen que ver con el origen del calentamiento global, hay variados debates sobre las responsabilidades de los países en esta cuestión. En la actualidad, los principales responsables de tales emisiones son: China, con el 29%; EEUU, con el 15% y Europa, con el 10%. Otras mediciones que ponen el eje en la acumulación histórica de tales emisiones, tienen otros cálculos. Según esa metodología el reparto de emisión y responsabilidades es: Europa 40%; EEUU el 29% y el Sur global el 8%. 

 

EL MODELO PRODUCTIVO COMO OTRA CAUSA DEL CAMBIO CLIMÁTICO 

Más allá del marco general planteado hay cuestiones específicas, como el modelo productivo de nuestro país, donde es posible encontrar una causa del actual calentamiento global que estamos padeciendo.

Está claro que nuestra economía sigue encorsetada en un modelo agroexportador, foresto-minero. Esta es la Argentina, que - con excepciones históricamente breves - rige desde siempre. En ese marco tenemos dos grandes dificultades que se complementan: Producimos para mercados donde a los precios genéricamente los fijan otros intereses a los cuales tenemos que amoldarnos. Por otra parte, esas exportaciones están estrechamente ligadas a políticas extractivistas (agricultura transgénica, minería) o depredadoras (pesca, maderas) De modo tal que - bajo esos principios - nuestra riqueza se construye sobre la destrucción o saqueo de los llamados recursos naturales o bienes comunes. 

Ese modelo productivo contribuye al deterioro o liquidación de recursos con los que la naturaleza nos dotó y a los que vamos entregando o destruyendo. Concretamente se hace referencia - entre otros - al saqueo minero, la reducción de la superficie boscosa, el uso de paquetes tecnológicos que afectan tierra, salud y la parte productiva de la tierra que se va con lo que exportamos, desertificando nuestro territorio. 

El extractivismo y saqueo minero es la manifestación más directa y brutal de la continuidad de prácticas coloniales. 

Del total que la minería produce, queda para el Estado - deducidos los gastos y lo que declaran exportar - apenas un 1% de lo producido, sin contar reintegros y otros beneficios. Además, exportan por sus propios puertos privados. 

Así se entrega la riqueza mineral y se hipoteca el futuro económico de las zonas adyacentes, la salud de la población y el agua para la continuidad de la vida animal y humana.

Otras manifestaciones de este fenómeno son nuestras tradicionales líneas ferroviarias, que fueron diseñadas hacia el puerto siguiendo los intereses del saqueo británico. En el mismo sentido, hay Universidades que proveen personal capacitado, por migajas, como ocurre en el acuerdo con La Alumbrera Ymad UTE, que beneficia a esta empresa, dejando insignificancias a la Universidad de Tucumán. 

La reducción de la superficie boscosa es una de las principales razones que explican la degradación ambiental y las inundaciones.

A nivel mundial la superficie de bosques per cápita cayó el 60% en los últimos 60 años, disminuyendo 81,7 millones de hectáreas y afectando a unos 1600 millones de personas. 

Para nuestro país, las cifras no son mejores. La ampliación de las fronteras agropecuarias para darle lugar a los cultivos transgénicos es la causa de nuestro ecocidio. 

Se estima que se ha perdido un 66% de los bosques nativos en los últimos 75 años. Se trata de unas 300 mil hectáreas anuales. En esta materia, marchan a la cabeza las provincias de Santiago del Estero, Salta, Formosa y Chaco. “Muy casualmente”, en esas provincias unos 2 millones de hectáreas han sido intrusadas, arrebatadas a los pueblos originarios o campesinos pobres para cultivos que demandan la aplicación de paquetes tecnológicos que hacen de zonas boscosas auténticos caminos asfaltados para que circule el agua de las lluvias. 

Los agrotóxicos y los paquetes tecnológicos constituyen el componente básico de la ampliación de las fronteras agropecuarias y de los desmontes, su instrumento necesario.

CASAFE, la Cámara de Agro-tóxicos, ha hecho pública la evolución del sector. De acuerdo a esa información, el uso de los mismos creció un 858% en estos últimos 22 años. 

Esta industria mundial integra a un conjunto de agro-tóxicos. Se trata de insecticidas, fungicidas y herbicidas, usados masivamente en cultivos transgénicos, fundamentalmente de maíz, soja y algodón. La mayoría de estos venenos son producidos por la trasnacional Monsanto/Bayer. Su consumo se concentra en las provincias de Buenos Aires, Córdoba, Entre Ríos, Salta y Santa Fe.

 

ALGUNOS EFECTOS DEL CALENTAMIENTO GLOBAL 

Frenar el calentamiento global es un objetivo de múltiples reuniones de todo tipo, su incumplimiento es paralelo al riesgo de que ese fracaso acelere el colapso ambiental, que aparece por los cuatro costados. 

El terremoto que hace temblar a Turquía, que está dejando un tendal de decenas de miles de muertos y la destrucción de buena parte de los edificios donde habitan entre 10 y 15 millones de personas, es una muestra cabal de los riesgos que asoman en el horizonte. Sus efectos se expanden a una parte menor del territorio sirio. 

Un “éxodo de proporciones bíblicas”, así calificó el secretario general de las Naciones Unidas al riesgo que comienza a vislumbrarse con motivo del aumento del nivel de los mares provocado por este calentamiento global. 

La pérdida de espesor y achicamiento de los glaciares en los derretimientos en los casquetes polares del ártico y antártico están detrás de ese fenómeno, que da la impresión de ser incontenible.

Hay unos 900 millones de personas que podrían ser afectadas. 

Según las Naciones Unidas, para fines de siglo, cuando el crecimiento de los mares alcance unos 43 cm, importantes ciudades comenzarían a padecer los efectos de ese aumento de nivel. 

En nuestro país, partes de la Capital Federal, las costas de Entre Ríos y de la provincia de Buenos Aires comenzarían a sentir este fenómeno, que se iniciaría con recurrentes inundaciones en las zonas costeras. 

Las actuales sequías o inundaciones constituyen otra manifestación de este fenómeno que parece no tener límites. La Argentina de hoy lo padece bajo la forma de importantes sequías. Si bien se ha producido algunas lluvias que han mejorado - en parte - la situación, las pérdidas son millonarias. De todos modos, las previsiones siguen siendo que, en la zona núcleo, continuaría la escasez de agua para este ciclo productivo. Aunque se espera una moderación de las temperaturas. 

El consumo de sábalos, símbolo de la pesca y dieta de la población del litoral, está gravemente afectado para quienes residen en la costa del Río Salado. El gobierno de Santa Fe estudia su prohibición, en la parte inferior del Salado, como consecuencia de investigaciones realizadas por la Universidad del Litoral y el CONICET. 

Según los informes producidos, su ingesta es un peligro para la salud pública dado el altísimo nivel de agro tóxicos acumulados en los cuerpos de los sábalos.

Sobre esas costas se vierten las aguas de los cultivos de soja y maíz, éstas incorporan una alta cantidad de compuestos agro tóxicos. La contaminación alcanzada es la más alta conocida en el mundo, para áreas donde se producen alimentos. 

 

LOS NARCOS VIENEN MARCHANDO 

Hay dos grandes preocupaciones de la sociedad que da la impresión de que se están arraigando en la conciencia colectiva. Inflación e inseguridad van a la cabeza de esas preocupaciones.

En materia de inflación, la política económica que dirige Sergio Massa está llegando a su punto crítico. Si bien cuenta con el aval de los principales referentes del poder económico y también con la simpatía del FMI, las cosas resultan muy complicadas para salir del barrial en el que está metido. 

Obviamente, el tema de la inflación no solo es la cuestión obligada que está presente en la mayoría de las conversaciones, sino que es motivo de sufrimiento para la castigada población que vive del salario, que todos los días se desvaloriza. 

La reciente inflación del 6% para el mes de enero, no hace más que confirmar estas complejidades. 

Es sabido que una buena parte de los problemas de inseguridad, agrandados por el sistema mediático, tiene que ver con dos temas recurrentes: Alguna vinculación con el narcotráfico o con los generalizados problemas económicos. 

Respecto a esta última cuestión, hay varias investigaciones que concluyen que el número de delitos crece en la última semana de cada mes. Se trata del período donde los escasos recursos, producto de alguna changa o la asistencia estatal, se van agotando. 

Si bien es cierto que el delito no puede considerarse como un hijo de la pobreza, es difícil negar que las carencias de todo tipo y las estridentes desigualdades generan una cultura que permite naturalizarlo. 

Un fenómeno distinto se da en el caso del narcotráfico. Particularmente cuando éste alcanza los niveles que hoy tiene en Rosario y que dicha situación tiende a expandirse hacia otras geografías.

En estos días llamó la atención la declaración del presidente del Supremo Tribunal de la justicia santafesina, quien sostuvo: “En Rosario se ha perdido el control del territorio”. 

Como el que lo dice está al frente de uno de los poderes estatales, la pregunta que surge como lógica es: Pues entonces, ¿quién gobierna en esa provincia? 

Un adelanto de la respuesta supone dar cuenta del desmembramiento de nuestra sociedad y de los modos a través de los cuales ese tráfico está ocupando un lugar cada vez más decisorio en el conjunto del sistema estatal. 

Hasta ahora éramos testigos de que el Estado estaba - por lo menos - anestesiado. Con el paso del tiempo ese Estado anestesiado va perdiendo funciones a mano del poder económico, esa tendencia ahora se profundiza con estos avances del narco tráfico que, por cierto, tiene fuerte vínculos con el sistema financiero.

Esta afirmación de la primera figura de la justicia santafesina pone en blanco sobre negro esta realidad apabullante.  

Nada de esto es gratuito, por detrás hay muchas víctimas, familias destruidas y una devastación colectiva. Que no sea un adelanto de la disgregación en marcha. 

Hasta ahora - para muchos - todo esto era simplemente una indicación acerca de que dentro del Estado algunos funcionarios jugaban a tener una ventanilla extra para mejorar sus ingresos. Sería bueno que tuvieran presente que la cuestión ha cambiado, y que la droga apunta a destruir valores y debilitar a las sociedades. 

Hasta cuándo se lo va a tolerar es una pregunta cuya respuesta nadie conoce. -

 

JUAN GUAHÁN

 

 


 

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